Cine, literatura y docencia, las artes de Xavier

Egresado de la Universidad Mesoamericana San Juan del río, Xavier de la Vega ha forjado un camino como cineasta, escritor y maestro

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Egresado de la Universidad Mesoamericana San Juan del río, Xavier de la Vega ha forjado un camino como cineasta, escritor y maestro

Por Mario Luna para Crónica Regional

Xavier es nómada. Lo dice mientras camina por una de las calles que dirigen al Club de los Leones. Lo vuelve a repetir una, dos, tres veces más durante la charla para que no haya dudas. Su cuerpo físico no es de aquí ni de allá, hoy puede estar en San Juan del Río, mañana en Tequisquiapan y pasado en donde lo llamen. Su espíritu, en cambio, se ha asentado en tres artes: el cine, la literatura y la docencia.

Egresado de la Licenciatura en Comunicación por la Universidad Mesoamericana Plantel San Juan, Xavier de la Vega ha forjado un camino como cineasta, escritor y maestro. Sentado en una silla plegable negra, en el interior del recinto cultural Club de Leones, en Tequisquiapan, reflexiona sobre las artes que alimentan su espíritu, su alma.

Cine, literatura y docencia, las artes de Xavier

Cineasta

La pasión por el cine le surgió en la infancia, cuenta en entrevista con Crónica Regional. De los primeros contactos que tuvo con el séptimo arte fueron las películas de Charles Chaplin. El lenguaje de las imágenes, las peripecias del hombre bajito de bigote y bastón o el inolvidable discurso en El Gran Dictador fueron las cosas que cautivaron y sembraron un sueño en Xavier: ser director de cine.

Ese anhelo no se despegaría de él. En su etapa universitaria su sueño maduró. Comenzó a experimentar con guiones, cámaras y micrófonos. Confeccionó sus primeros guiones y con ello sus primeros cortometrajes, “totalmente precarios”, dice. Fueron experimentos de acierto y error. Sus resultados le brindaban experiencia,  pulían su estilo.

Su primera participación en una producción formal fue en 2015. A invitación de un amigo, se integró al equipo de preproducción de la película Revueltas del director Alfonso Antonio Jiménez Ramírez. Después de algunos eventos fortuitos ascendió a primer asistente de dirección, lo que le permitió involucrarse a fondo en la filmación del largometraje.

Su trabajo en la película Revueltas lo acercó a su sueño. Fue un paso firme, el primero, en la construcción de una carrera.

En 2016, Xavier ganó el primer lugar del Primer Rally de Cortometraje realizado por el Instituto de Cultura, Turismo y Juventud de San Juan del Río. Su corto El traje del chambelan fue presentado y premiado en el Foro del Portal del Diezmo. “Este corto es para mí ya como la pauta de qué es lo que yo voy a mostrar en mis siguientes trabajos”, dice.

Durante sus primeros años como aficionado, conoció al productor Ozcar Ramírez González, quien, despues de leer un guion y observar una chispa de tenecidad y talento, lo adoptó como aprendiz.

Fue el mismo Ozcar Ramírez González quien lo invitó a participar en 2017 dentro de la película Ocho de cada diez, dirigida por el cineasta mexicano Sergio Umansky. Xavier aceptó sin dudarlo. Viajó a la Ciudad de México. Sabía que era una oportunidad para dar un paso más hacia su sueño y acercarse a la corriente de cine que a él le interesa.

Ocho de cada diez muestra la corrupción, la violencia y la injusticia que prevalece en el sistema de justicia mexicano. Es una denuncia a la impunidad que se vive en cada rincón del país, por eso llamó la atención de Xavier. Dentro de esta producción participó como asistente de director.

Fue un asistente rebelde, pues contrario a la advertencia “tienes que seguir las indicaciones y nada más. No hables, no des tus puntos de vista” hecha por el productor Ozcar Ramírez, Xavier se atrevió a levantar la mano, pedir la palabra, sugerir. Sus observaciones y consejos ayudaron a la producción, a los actores y al director. Si bien no era su pelicula, sí aportó un gramo de su esencia.

Después de ese trabajo, regresó a ser nomada en tierras queretanas. No le agradó la rápidez que se vive en la ciudad, el tráfico, las caras desconocidas en la calle. Resalta que el barullo de la urbe no va con su estilo de vida.

A su regresó, recibió la invitación para poner un “granito de arena” en la película Noche de Fuego, dirigida por la mexicana Tatiana Hueso y filmada en la Sierra Gorda de Querétaro. Dentro de esta producción colaboró como asistente de casting y aunque su participación fue “poca si no es que mínima”, su aprendizaje fue vasto.

Así es como Xavier ha ido construyendo su carrera como cineasta. Sabe que los grandes directores no se hacen de la noche a la mañana, por el contrario, se erigen paso a paso, aprendiendo de otros, trabajando con tenacidad, pasión, humildad y manteniendo vivo siempre ese sueño.

Cine, literatura y docencia, las artes de Xavier

Cine mexicano

-¿Qué opinas del cine mexicano?

-El cine mexicano creo que podría dividirse en dos corrientes. En el cine que se preocupa más por cuestiones comerciales, por más… el público masivo. Pero hay otra corriente de directores que se preocupan más por expresar su preocupaciones personales, incluso de hacer crítica social.

Influenciado por el Neorrealismo Italiano y la Nueva Ola Francesa -corrientes cinematrográficas que buscan mostrar la realidad y sus problemas-, Xavier lamenta que el cine de autor llegué a muy pocas salas en México, a pesar de que muchas de estás producciones triufan en el extranjero.

Al hablar del cine comercial, dice que este se guía por “los temas de moda, con los actores de moda” y que se hace solo para vender entradas. Aunque reconoce que es necesario -pues funciona como una valvula de espace-, recalca que el objetivo de este tipo de cine es llenar salas, ganar dinero. Fiel a su estilo juega con metáforas: “Es como la comida. Tienes comida chatarra y tienes comida nutritiva”

La comida chatarra no aporta nada. Mientras más se consume más se perjudica la salud. Por el contrario, la comida nutrutiva contribuye al desarrollo de una vida saludable. En los mismos términos funciona el cine, según Xavier.

El cine comercial, el de “los temas de moda, con los actores de moda” no coopera nada al desarrollo social, todo lo opuesto, puede atrofiar el capacidad crítica del público. Por otra parte, el cine de autor -ese que convence a Xavier- muestra la realidad oculta, toca los temas que no se hablan, con ello permite la reflexión del espectador y en una utopía estimula la acción para provocar un cambio social.

Son estas películas de corte social las que interesan a Xavier. No en vano a trabajado en producciones con un trasfondo crítico. Este es el cine que le llama, el que vale la pena y por esta vereda, Xavier quiere caminen sus obras.

Cine, literatura y docencia, las artes de Xavier

Escritor

La pasión que Xavier tiene por el cine lo impulsó a adoptar otra arte con cariño: la escritura. Su etapa como escritor inició con los guiones de cine que redactó en la universidad y su consolidación -hasta ahora- se dio en 2020 con la publicación de su primera novela: La rebelión de las aves y el llanto de los peces.

La historia que retrata en su libro está inspirada en el otro arte que también desempeña: la docencia. La narración que se cuenta en las páginas del libro fue concebida como un guion de cine, pero poco a poco se moldeó en una novela.

Xavier empezó a escribir su obra en 2018, pero no fue sino hasta el 2020, a raíz del encierro provocado por la pandemia de la COVID-19, cuando dedicó el mayor tiempo de sus días a estar frente a su teclado.

Pasaba siete, ocho, nueve horas escribiendo. A veces una línea, otras un párrafo, unas más una cuartilla entera. Leía y releía una, dos, tres veces sus propias letras. Desechaba lo que no le convencía, pulía los detalles. Trataba a su obra con una celosa delicadeza.

Se dice que para convencer al lector de un hecho literario, el escritor debe de convencerse primero de ese hecho literario. Partiendo de este precepto Xavier confeccionó una novela donde los acontecimientos están envueltos en una bruma de realismo mágico y donde el lenguaje poético le proporciona una emotividad capaz de conmover al propio autor y por supuesto, al lector.

Inspirado por las letras de Juan Rulfo, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Benedetti, los sucesos narrados por Xavier en su novela ocurren en el pueblo mágico de Tequisquiapan. Dice que eligió este pequeño rincón de Querétaro para albergar la historia de sus personajes por el amor que le tiene.

“(Tenía) que crear una historia que justamente le hiciera honor a lo mágico que es el pueblo. Creo que había que agregarle una obra a Tequis donde se pudiera percibir ese ambiente mágico, como macondo. Para mí Tequis es un refugió donde habitualmente escribo muchas cosas”, destaca.

Los personajes que habitan el pequeño pueblo, sus edificios y la conexión con el pasado “alimentaron ese amor por Tequisquiapan. Fue lo que dio pauta a que yo tratara de hacerle justicia literariamente a la cuestión mágica que encierra sus fronteras”.

Xavier inscribió su novela a la Convocatoria Fondo Editorial de Querétaro 2020, de la cual resultó uno de los cuatro ganadores, teniendo como premio el tiraje de algunos ejemplares. El ver su libro publicado significó un “sueño realizado”. “Valoro que nos hayan dado ejemplares y no dinero. Para mí tiene mucho más valor el libro”, comenta.

Tanto en pláticas cotidianas como en sus obras, a Xavier le gusta usar metáforas. El mismo título de su libro –La rebelión de las aves y el llanto de los peces– es propiamente un ejemplo de esta figura retórica.

“La rebelión de las aves es un poco haciendo alusión a las jaulas que habitamos: jaulas físicas, jaulas emocionales (…). El llanto de los pees es una metáfora que hace referencia al dolor que padecen los personajes pero que está oculto, como el llanto de los peces que no se puede ver, pero ¿quién dice que no pueden llorar los peces?”, explica.

Aunque dice que el libro narra una historia de amor, en él también aparecen destellos de crítica a social, política, religiosa, así como al machismo y las represiones, indicios para despertar la reflexión.

Abordar este tipo de asuntos representa “el compromiso con la sociedad, que es algo inherente al autor. No tiene por qué estar desligado. Creo que es algo a lo que algunos escritores le tiene miedo, pero es importante”, enfatiza.

Cine, literatura y docencia, las artes de Xavier
Cine, literatura y docencia, las artes de Xavier

Trinchera y fusil

Para Xavier, el cine, la literatura y la docencia son su trinchera, es decir, un refugio que le permite resguardarse del mundo y conectar con las emociones propias y ajenas. Son sitios donde su espíritu se alimenta y lo motivan a continuar el camino hacia sus metas.

Al mismo tiempo, las tres artes se han convertido es su fusil. Las ha empleado, no solo para resguardarse de la realidad -a veces despiadada-, sino para expresar su sentir. Sus obras, cualquiera que sea, son dardos dirigidos a provocar una introspección específica en los receptores.

“Aunque las historias a veces no son tan positivas. También a veces es necesario mostrar las cosas corrompidas, destruidas para provocar la reflexión en un ánimo de optimismo”, dice.

Así se define Xavier, el cineasta, el escritor, el maestro. El que en un set, detrás de un teclado o en el salón de clases se resguarda. El que busca cimbrar las emociones de los que están del otro lado. El nómada que camina por la calles de Tequisquiapan y que en cada cuadra es interceptado por un “¡Buenas tardes, profe!”.

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