OPINIÓN
El incidente ocurrido en la zona del Parque Paso de Guzmán, desvela una serie de cuestiones urgentes en nuestra sociedad. Mi cobertura sobre los adolescentes encontrados en estado de ebriedad ha generado reacciones fuertes y encontradas, lo cual es indicativo de su gravedad y resonancia en la comunidad. Es importante que exploremos las implicancias de esta preocupante situación y reflexionemos sobre las acciones que tomamos y por qué las consideramos necesarias.
Como medio de comunicación, como ciudadano y como padre, mi responsabilidad va más allá de la simple divulgación de noticias. Nuestro rol como ciudadanos responsables es garantizar la seguridad y proteger a los más vulnerables cuando se enfrentan a situaciones de riesgo. Y eso fue exactamente lo que hice. Actué para prevenir que les pasara algo malo a estos jóvenes en aparente estado inconvenientea.
Es relevante aclarar que mi intención no fue de ninguna manera criminalizar a estos jóvenes, prueba de ello es que se omitieron nombres y se ocultaron sus identidades en la nota y en el video. Se trata de poner de relieve los riesgos a los que se exponían, especialmente la jovencita en aparente estado de ebriedad. Ella pudo haberse causado daño debido a su estado. Si sus amigos la hubieran enviado en taxi a su alejada comunidad, como aparentemente lo intentaron en ese estado tan vulnerable, podría haberle sucedido algo grave.
Incluso entre los mismos amigos, existían riesgos: la abofeteaban y la cargaban en hombros cerca del río, lo que podría haber resultado en un accidente fatal. Opté por llamar al 911 porque como adulto no podía tocar a la joven menor de edad, ni permitir que otros hombres adultos lo hicieran.
Durante mi intervención, se alejaron sujetos que se ofrecieron para llevar a la joven a su casa, cuyas intenciones parecían ser menos que honorables. Al dar seguimiento a la situación, observé que los adolescentes ingresaron a un domicilio ajeno sin autorización. Los oficiales de policía tomaron nota y fotos, para garantizar la seguridad de los jóvenes en caso de cualquier incidente posterior.
El problema del abuso de alcohol entre los adolescentes es una cuestión grave que requiere de una respuesta comunitaria y educativa. Las estadísticas de mujeres agredidas en el país son aterradoras y sentí la obligación de evitar que estas cifras aumenten.
Estamos frente a un llamado a la acción para padres, jóvenes, autoridades y la sociedad en general. Los jóvenes son el futuro de nuestra nación, y la comunidad debe unirse para proporcionarles un entorno seguro y educarlos sobre los riesgos del consumo de alcohol.
Mi mensaje para los padres y los jóvenes involucrados es claro: no se trata de señalar con el dedo o de generar temor, sino de reconocer la realidad, los riesgos y trabajar juntos en soluciones. Quiero enfatizar la importancia de la educación y el diálogo abierto. La prevención del consumo de alcohol en edades tempranas y el apoyo en momentos de dificultades emocionales son fundamentales.
La sociedad debe asumir un papel activo en la educación y formación de nuestros jóvenes, y mi misión como persona y medio de comunicación es despertar esa conciencia. Espero que este incidente sirva como un fuerte llamado de atención para fomentar acciones preventivas, y programas de apoyo que promuevan la responsabilidad y el bienestar de nuestros jóvenes.
Este es el momento para unirnos, aprender de estos incidentes y trabajar para prevenir situaciones similares en el futuro. Recordemos que cada joven merece la oportunidad de crecer en un entorno seguro, donde pueda aprender de sus errores y desarrollarse de forma plena y segura.
