Por lo general, el tratamiento consiste en el control de la infección con antibióticos. En caso de que exista un absceso, se drena y se retira el tejido muerto; sin embargo, al presentarse complicaciones más graves que pueden poner en riesgo la vida del paciente, resulta necesario amputar la parte afectada, que puede ir desde un dedo hasta la pierna, dependiendo del grado de afectación.
Con el fin de evitar dichas complicaciones es importante que los pacientes con diabetes mantengan una dieta adecuada, se apeguen al tratamiento médico y cuiden la higiene de sus pies.
Asimismo, se recomienda:
• Limarse las uñas, en vez de cortarlas.
• Usar calzado cómodo.
• Utilizar calcetines especiales.
• Evitar andar descalzos y salir a la calle con sandalias o con el pie descubierto.
La práctica de dichas medidas preventivas, además de la evaluación clínica periódica de los pies y la educación del paciente para que practique una rutina de cuidados, disminuyen de manera importante la frecuencia de problemas graves.
Algunas condiciones que aumentan la probabilidad de desarrollar una lesión en el pie son: edad avanzada; larga duración de la Diabetes Mellitus; factores psicosociales (depresión, vivir solo); mal control de la glucosa; dislipidemias e hipertensión no controladas; presencia de retinopatía, nefropatía o enfermedad macrovascular; onicomicosis y tinea pedis.
En caso de identificar una pequeña lesión en los pies, es necesario solicitar atención médica inmediata para que se brinde un tratamiento oportuno y salvarle, en la medida de lo posible, la extremidad.