CRÓNICA Grita X La Paz, la ironía de un escenario predecible; Gallos Blancos vs Atlas

Mario Luna presenta una crónica de lo acontecido en el Estadio de La Corregidora de Querétaro durante el encuentro Gallos Blancos contra Atlas

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Mario Luna presenta una crónica de lo acontecido en el Estadio de La Corregidora de Querétaro durante el encuentro Gallos Blancos contra Atlas

Por Mario Luna

Sábado 5 de marzo, 4:00 de la tarde. Aficionados del Club Querétaro se han congregado afuera de la entrada principal del estadio La Corregidora para el partido contra el Atlas. Las porras al equipo local inician desde este punto. Entre canticos, saltos, banderas ondeadas y playeras en lo alto, un grupo de hinchas hace notar el apoyo ferviente. Quieren que su voz pese dentro y fuera del inmueble.

Parece un día de juego cualquiera, pero no lo es. En la atmosfera habita una esencia rara, anormal.

Tal vez muchos se dan cuenta de ella pero no dicen nada. Seguramente por sus mentes camina la idea de que es un partido de riesgo, por la rivalidad de ambos equipos y la pasión de las barras. Lo piensan, lo sienten. Sin embargo, prefieren ignorar la sensación y seguir a lo que vieron: apoyar al equipo, pasarla bien, sosegarse del trabajo de la semana, compartir tiempo con la familia y amigos.

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Frente a la multitud de camisa albiazules un aficionado del Atlas aparece. Los cánticos de la barra se transmutan en ese instante. “Chingas a tu madre”, “pinche puto”, “adiós guapa”, “afuera pinche atlas”; son algunas de las expresiones que han sustituido las porras de la barra, estás a su vez se conjugan con rechiflas y señales obscenas dirigidas al seguidor rojinegro.

Los insultos regresan a ser canticos de apoyo. Los hinchas están animosos. Al estadio van ingresando familias, parejas, grupos de amigo. Por su parte, las porras, la ingesta de alcohol, el humo del cigarro continúa. Hasta una bandera de Ucrania aparece en el espectáculo -¿símbolo de solidaridad con el país europeo?-. Ahí mismo, elementos de la policía municipal de Querétaro y de la policía Estatal contemplan aplacibles la fiesta.

Todo listo al interior del estadio. Los protocolos de la Liga MX inician. Derivado del conflicto entre Ucrania y Rusia, la Liga MX lanzó la campaña “Grita X La Paz”. Una de las acciones de esta campaña consiste en que los equipos salgan al terreno de juego mezclados como símbolo de unidad, ejemplo de que la rivalidad solo se establece durante 90 minutos y nada más.

Los veintidós jugadores siguen al pie de la letra el protocolo. Salen de los vestidores mezclados, el himno de la Liga MX es eclipsado por los canticos en las tribunas. Jugadores y árbitros se colocan frente a las cámaras de televisión y prensa. Todos sostienen una pancarta con la leyenda “Grita X La Paz”. Ironía pura por lo que pasaría más adelante.

Inicia el partido, los gallos blancos tienen oportunidades, pero no las concretas. Las fallas provocan el grito catártico de la afición. Jugadores y árbitro son el depósito de insultos y majaderías. Atlas, por su parte, en la única ocasión de peligro que tiene hace un gol. Minuto 29, el marcador es 0-1 favor los rojinegros. El gol de la visita es una bocanada para la Resistencia Albiazul -barra de Querétaro-. Los cánticos no cesan, fue una inyección de energía. Se hacen más fuertes.

Termina el primer tiempo, integrantes de la Resistencia Albiazul caminan por la zona conocida como cabecera local -lugar donde se congregan en su mayoría aficionados del Querétaro-.

Reparten papel de china de color negro, azul y blanco. Dan la instrucción: “cuando inicie el segundo tiempo lo levantan, vamos hacer un mosaico”. Trato hecho. El Club Querétaro presume en sus redes “la afición tan fiel” que tiene.

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Inicia el segundo tiempo. Los cientos de papeles son levantados al aire y van acompañados de un unísono “Que-ré-ta-ro, dale, dale, Querétaro”. La atmosfera de intranquilidad que se percibía al inicio parece que poco a poco se va disipando. El ambiente parece tranquilo. Los gallos blancos hacen hasta lo imposible por empatar el partido. No lo obtiene.

La ilusión de paz se evapora en un santiamén. Nada es perfecto. No se puede evitar lo inevitable.

Corre el minuto 56, un conato de bronca surge en la cabecera sur, justo frente al lugar donde se ubica la barra del Querétaro. A la distancia se ven volar vasos de cerveza, golpes y empujones. En la cancha lo jugadores siguen en lo suyo. En las tribunas hay abucheos y peticiones: “¡saquen a esos cabrones!” “¡Que se vayan a la chingada!”.

El pleito se extiende por dos o tres minutos más, no se observa a la gente de seguridad privada del estadio intervenir para frenar los golpes. En cambio, miembros de la Resistencia Albiazul comienzan a recorrer toda la cabera local. Suben hasta los pasillos y emprenden camino hacía el sitio de la trifulca. Acompañantes, parejas o familia de los miembros tratan de detenerlos. No atienden las peticiones, escapan.

Miembros de la Resistencia Albiazul llegan al extremo del estadio, donde ha iniciado todo.

Comienzan a soltar puñetazos, patadas. Algunos se quitan el cinturón y agreden con el mismo.

Seguidores del Atlas corren para resguardar. Integrantes la Barra 51 -barra del Atlas- abandonan la zona donde colocan a las porras visitantes, justo para evitar disturbios. Salen corriendo y hacen frente a sus contras.

Lo que comenzó con un pequeño conato de bronca se ha transformado en una pelea campal.

Todos contra todos. Aficionados del Atlas buscan huir del lugar, son, tal vez, gente no tenía nada que ver en ello, pero por el simple hecho de traer la playera del rival son perseguidos. Minuto 61, los primeros aficionados de esa cabecera norte son bajados al terreno de juego. El partido se suspende por invasión a la cancha. Los ánimos crecen. Aquello es ya un campo de batalla.

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Cientos de aficionados bajan a la cancha en busca de refugio. La pelea de las barras sobrepasa a los pocos elementos de seguridad privada. En el campo se ve correr a mujeres, niñas, niños en brazos. El miedo se nota en sus rostros, las lágrimas se desbordan, la consternación por lo que está pasando. Algunos aficionados ubicados en la cabera local deciden abandonar el estadio de una buena vez, “se va a poner feo”, dicen.

Y no se equivocan, miembros de la Resistencia Albiazul bajan al terreno de juego y persiguen a todo aquel que porte una playera rojinegra. Ya no solo traen cinturones, sino palos y butacas.

Todo se ha salido de control. En la cancha es un caos, en las tribunas se va impregnado de lo mismo. Familias con niños tomados de la mano o en brazos abandonan el inmueble con el miedo encima de ellos.

A las afueras continúan aplacibles los elementos de la policía municipal de Querétaro y de la policía Estatal. Pasivos, como si no pasara nada. Una pareja se detiene con uno de los policías y le dice: “jefe allá adentro se están agarrando a chingadazos muy feo, deberían de echarse una vuelta”. “Ahorita vamos, ustedes resguárdense”, contesta el oficial.

En los alrededores se observa a la gente con el mismo signo en el rostro: incredulidad, terror.

“Nunca había pasado algo así”, “está muy feo allá adentro”, “vámonos”. A los pocos minutos comienzan a circular en redes sociales imágenes de lo sucedido al interior del estadio. Son

imágenes crudas. En algunos, se observa a aficionados del Querétaro golpeando brutalmente a sus pares del Atlas. Hay cuerpos desnudos, ensangrentados, inertes. “La peor tragedia del futbol mexicano”, comienzan a reportar.

La noche avanza y las noticas se recrudecen. De manera extraoficial se habla de al menos 15 o 17 muertos al interior del estadio; además de las decenas de lesionados. La información oficial no se obtiene por ninguna parte para dar certeza.

A las 20:16 hrs., dos horas después de lo sucedido en el estadio, aparece el gobernador del estado de Querétaro, Mauricio Kuri González, en Twitter. “Condeno con toda energía la violencia del día de hoy en el Estadio Corregidora” escribe. También, anuncia que ha cancelado la gira por Europa que tenía programada para atraer inversión al estado “de paz y tranquilidad” que gobierna, como muchas veces ha presumido. Entrada la noche el Gobernador visitó el hospital donde se encontraban algunos de los lesionados.

Crédito del video: @foxsportsmx

Al tiempo, la Fiscalía General del Estado informó que inició una carpeta de investigación por los hechos sucedidos. A su vez la Liga MX lanzó un comunicado para condenar lo acontecido. En una primera instancia decidió reprogramar el partido horas más tarde optó por cancelar todos los encuentros de la jornada del futbol mexicano.

La información extraoficial invadió las redes sociales. En un punto de la noche se llegó a hablar de más de 20 personas fallecidas en el interior del estadio. A las 10:41, la Secretaria de Gobierno del Estado, comunicó a través de Twitter que “NO HAY PERSONAS FALLECIDAS producto de los inexcusables actos de violencia en el estadio Corregidora”. Sin embargo, estas declaraciones contrastaban con lo observado en videos y fotografías. No daban una certeza absoluta.

El campo mediático no tuvo otro tema para discusión. Todas las noticas se centraban en los hechos lamentables sucedidos en la ciudad de Querétaro. Denunciaban a las barras de ambos

equipos, la inacción de las corporaciones oficiales y la opacidad en cuanto a información. Fue una “noche negra para el futbol”, resaltaban los titulares. Fue una noche amarga para la gente de

Querétaro, Jalisco y el país.

***

Domingo 6 de marzo. 10:25 de la mañana. El gobernador Mauricio Kuri González, acompañado de integrantes de su gabinete, ofreció un anuncio ante periodistas. “Lo que pasó ayer en el estadio La Corregidora me llena de mucho dolor, nos llena de vergüenza y también de mucha rabia”, subrayó.

El saldo oficial al momento, de acuerdo con el gobernador, es de veintiséis personas hospitalizadas, de las cuales tres se encuentran graves, diez con una situación de salud delicada,

diez más sin gravedad y los tres restantes han sido dados de alta.

“No hay muertos”, repite el gobernador con la ilusión de que las versiones contrarias en redes sociales cesen. “No podemos decir que no es una tragedia y no podemos permitir que se politice”,

continúa, con la ambición de no recibir más señalamientos para su gobierno.

Luego se dirige hacia los criminales que participaron en la trifulca: “voy a dar contigo. Lo que hiciste ayer lastimó y ofendió a todas las familias queretanas y a todo el país”. Advertencia que aspira a convertirse en justica.

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