El operativo de rescate de los cuerpos de dos menores ahogados demostró la solidaridad entre comunidades y la capacidad de las autoridades de San Juan del Río para responder de manera efectiva en situaciones de crisis
SAN JUAN DEL RÍO, QRO., 3 septiembre 2024.- La tragedia que envolvió a la comunidad de Galindo en San Juan del Río, con la muerte de dos adolescentes ahogados en El rosario, en una vertiente de la presa Constitución de 1917, llegó a su punto más doloroso esta mañana del 3 de septiembre, cuando, después de más de 50 horas de búsqueda, se encontró el cuerpo del segundo joven desaparecido. Este descubrimiento, realizado por civiles voluntarios en una pequeña lancha de pescadores, marca el cierre de un capítulo de profundo dolor y desesperación, no solo para las familias afectadas, sino para toda la comunidad.
El operativo de rescate, liderado por la Dirección de Protección Civil Municipal bajo la dirección de Verónica Laguna Luján, fue un ejemplo de coordinación y profesionalismo. La colaboración entre Protección Civil, Bomberos Voluntarios de San Juan del Río, Tequisquiapan, Querétaro y la Dirección Estatal de Protección Civil del Estado de Querétaro, demostró la capacidad de las autoridades para responder de manera efectiva en situaciones de crisis. Sin embargo, la inmensidad de la presa y las fuertes lluvias que azotaron la zona la noche anterior complicaron enormemente las labores de búsqueda, obligando a las autoridades a detener temporalmente las operaciones siguiendo estrictos protocolos de seguridad.
Esta decisión, aunque técnicamente necesaria, generó frustración y polémica entre los familiares y conocidos del joven fallecido. La presión social, el dolor acumulado y la desesperación de no encontrar el cuerpo a tiempo alimentaron un ambiente de tensión que afectó a todos. Además, el lamentable acto de violencia desafortunado: la brutal golpiza a “El Padrino”, encargado de un anexo y padre de dos jovencitas que supuestamente acompañaban a los adolescentes antes de la tragedia.
La tormenta que detuvo las labores de búsqueda es una metáfora de la tormenta emocional que vive la comunidad de Galindo. La desesperación de los familiares es comprensible, pero es crucial recordar que las autoridades hicieron todo lo posible para encontrar a los jóvenes a tiempo, enfrentándose a condiciones extremadamente difíciles. La naturaleza tiene sus propias leyes, y en este caso, la espera del proceso de descomposición del cuerpo era una realidad que debía enfrentarse, por dura que fuera.
Hoy, mientras la comunidad de Galindo llora la pérdida de dos de sus hijos, debemos también reconocer el esfuerzo incansable de todos los que participaron en las labores de búsqueda. Desde los rescatistas entrenados que enfrentaron riesgos en cada inmersión, hasta los voluntarios que, con una profunda empatía, ofrecieron sus recursos y su tiempo para ayudar en la búsqueda. Este operativo, aunque marcado por la tragedia, es un testimonio de la solidaridad que emerge en los momentos más oscuros.
La comunidad de El Rosario también mostró una admirable solidaridad, con voluntarios que se sumaron a las búsquedas y mujeres que ofrecieron comida e hidratación a los rescatistas. Estos gestos de humanidad y apoyo son un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, la bondad y la empatía pueden prevalecer.
El dolor de las familias es inmenso y no se puede subestimar, pero este episodio también debe servir como un llamado a la acción. Debemos preguntarnos qué podemos hacer, como sociedad, para evitar que situaciones como esta vuelvan a ocurrir.