La obesidad se caracteriza por un exceso de tejido adiposo en el organismo, que predispone el desarrollo de otras enfermedades como: diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial, dislipidemias, apnea del sueño, osteartritis, enfermedades cardiovasculares, infertilidad, algunos tipos de cáncer, entre otros, informó el Secretario de Salud del Estado de Querétaro, Mario César García Feregrino.
Agregó que es una enfermedad multifactorial crónica en la que se involucran aspectos genéticos, bioquímicos y dietéticos; que se presenta cuando la ingesta de calorías excede el gasto energético, ocasionando un aumento en los depósitos de grasa, y por ende, una ganancia de peso, acompañada de alteraciones metabólicas.
El diagnóstico se realiza de acuerdo al índice de masa corporal (IMC). Los principales factores de riesgo que pueden llevar al desarrollo de la obesidad o el sobrepeso son: el sedentarismo, ingesta calórica elevada en relación al gasto energético, consumo rutinario de alimentos con alto contenido de azúcar y grasa como refrescos, jugos, dulces, pan, alimentos fritos o empanizados.
Cabe mencionar que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2012, la prevalencia de sobrepeso en mujeres mayores de 20 años fue de 35.5 por ciento y 37.5 por ciento de obesidad. En el sexo masculino, en este mismo rango de edad, se encontró una prevalencia de 42.6 por ciento de sobrepeso y 26.8 por ciento de obesidad.
Durante el 2014, Servicios de Salud del Estado de Querétaro (SESEQ) brindó tratamiento para obesidad a 11 mil 530 pacientes. En lo que va del presente año se han registrado 13 mil 174 pacientes en tratamiento de obesidad y 7 mil 425 se encuentran en tratamiento de sobrepeso.
Por lo anterior y con el objeto de crear conciencia en la población de que el sobrepeso y la obesidad son prevenibles, García Feregrino destacó que el tratamiento no es más que un cambio en el estilo de vida e invitó a la ciudadanía a seguir estos sencillos pero eficaces consejos para evitar sobrepeso y obesidad:
Adoptar hábitos alimentarios saludables
Establecer horarios para tomar los alimentos.
Evitar ayunos prolongados.
Disminuir el tamaño de las porciones de alimentos.
Disminuir el consumo de alimentos con alta densidad calórica (refrescos y demás bebidas azucaradas, dulces, pan, alimentos fritos o empanizados, etc.)
Aumentar el consumo de agua simple.
Incluir mayor cantidad de verduras y frutas en la dieta.
Realizar actividad física, al menos 30 minutos al día.